Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 10 de diciembre de 2014.
Este artículo denuncia las
manipulaciones sobre el documento escrito por el Profesor Juan Torres y
el Profesor Vicenç Navarro a petición de Podemos hechas en el programa
“La noche en 24 horas” de TVE el viernes pasado en su entrevista a Pablo
Iglesias.
Uno de los síntomas de la enorme pobreza
y baja calidad de la democracia en España es la mezquindad y bajeza que
caracterizan gran número de tertulias en las que, en lugar de debate,
lo que tiene lugar es un constante intercambio de insultos, groserías y
manipulaciones que quedan, muchas de ellas, impunes al no poder
responderse por parte de las personas afectadas, mostrando su falsedad. Y
aun cuando estas prácticas están generalizadas, se dan con particular
frecuencia entre los tertulianos de derechas y también entre algunos que
se consideran de izquierdas. Existe así un enorme deterioro (diría yo,
corrupción) de las prácticas periodísticas, que en lugar de debatir
intentan destruir al que consideran su adversario.
El último ejemplo son las intervenciones
en el programa “La noche en 24 horas”, de Televisión Española (TVE)
–pagada por todos los españoles-, en el que dos de los tertulianos se
refirieron a mi persona intentando desacreditarme, mintiendo y
manipulando mis escritos. Uno fue Antonio Papell, que se definió como
socialdemócrata y que indicó que me conocía mucho. No conozco a tal
personaje, pero podría creerse que su conocimiento de mi persona deriva
de su lectura de mis trabajos. Pero es obvio, por sus críticas, que
tampoco es así. Durante su intervención aseguró que yo he propuesto que
“en España, en la próxima legislatura del gobierno Podemos, se añadan
3,5 millones de funcionarios más a los ya existentes”. Y para
reafirmarse en que así lo he dicho y escrito, remarcó que dicha
proposición aparece no solo en el documento Democratizar la economía
para salir de la crisis mejorando la equidad, el bienestar y la calidad
de vida. Una propuesta de debate para solucionar los problemas de la
economía española (que el Profesor Juan Torres y yo hemos escrito en
respuesta a la petición de Podemos, que lo ha distribuido bajo el nombre
de Un proyecto económico para la gente), sino incluso en mi blog. Dice
textualmente que “Vicenç Navarro está proponiendo esto. No lo digo yo,
lo dice él. No me lo estoy inventando yo. Lo ha dicho además en su
blog”.
Con esta contundencia y estas pruebas,
la mayoría de las personas que oyeron el programa concluirán,
lógicamente, que yo estoy proponiendo lo que se presenta como una
barbaridad, tal como indicaron también el Sr. Manuel de la Rocha
Vázquez, Secretario de Economía del PSOE (en Radio Nacional de España), y
el Sr. Antonio Miguel Carmona, que representa al PSOE en el programa La
Sexta Noche, que se refirieron a nuestra supuesta propuesta en tales
términos. Por lo visto, todos ellos han recibido instrucciones de la
dirección del PSOE de intentar desacreditar el documento, subrayando que
se está proponiendo algo que ellos consideran a todas luces indeseable e
irrealizable. Por desgracia esta ha sido una situación muy generalizada
por parte de muchos autores que, obviamente, no se han leído ni el
documento ni nuestros escritos, y que han intentado rellenar este vacío
con su propia imaginación.
Invito al lector a que lea tanto el
documento escrito por el Profesor Torres y yo, como mi blog, y verá que
en ninguna parte (repito, en ninguna parte) hemos dicho, ni yo he dicho,
que en la primera legislatura un gobierno progresista debería crear 3,5
millones de puestos de trabajo, y todavía menos que fueran
funcionarios. ¡Ni en el documento ni en mi blog ha aparecido esta
propuesta! Los Sres. Antonio Papell, Manuel de la Rocha Vázquez y
Antonio Miguel Carmona se lo están inventando, manipulando groseramente
nuestro texto y mis escritos. Lo que hemos dicho (véase página 38 del
documento) y yo he escrito en mi blog es que los servicios públicos del
Estado del Bienestar en España (que incluyen la sanidad, la educación,
los servicios sociales, las escuelas de infancia, los servicios
domiciliarios a personas con dependencia, los servicios de ayuda al
desempleado, las intervenciones para prevenir la exclusión social, los
servicios de vivienda pública, los servicios y transferencias para
prevenir la pobreza, y un largo etcétera) están muy poco desarrollados y
financiados, y para mostrar este escaso desarrollo hemos y he indicado
que mientras que en España solo un adulto de cada diez trabaja en los
servicios públicos (de los cuales los más importantes son los del Estado
del Bienestar), en Suecia hay casi uno de cada cuatro, añadiendo que si
el porcentaje en España fuera el de Suecia habría 3,5 millones más de
puestos de trabajo. En otras palabras, lo que estamos diciendo es que si
quisiéramos alcanzar el nivel de desarrollo de los servicios públicos
que tienen los países nórdicos de Europa (donde la socialdemocracia ha
gobernado más tiempo), tendríamos que crear 3,5 millones más de puestos
de trabajo en estos servicios. Me sorprende que personas que se definen
como socialdemócratas estén en contra de tal objetivo. El hecho de que
el Sr. Antonio Papell me defina como un “economista anticuado” parece
transmitir el mensaje de que la socialdemocracia “moderna” ha abandonado
dicho compromiso.
Otra falsedad (en realidad mentira) es
atribuirnos que estemos proponiendo que estos 3,5 millones de puestos de
trabajo se creen en una legislatura. Nuestra intención al escribir el
documento era establecer las líneas estratégicas de un gobierno
progresista, subrayando que el Estado debería facilitar y estimular
inversiones en la infraestructura no solo física, sino también social,
muy abandonada hoy en España, a la cual los grandes recortes del gasto
social están incluso empobreciendo más. Hoy, un gobierno progresista
debería revertir esta situación. Que lo haga depende de su voluntad y
coraje políticos para enfrentarse con aquellos grupos sociales y grandes
empresas financieras y económicas, sumamente poderosos, que no
contribuyen al Estado en las cantidades que deberían. Consecuencia de
ello es que el Estado español sea pobre, con escasa sensibilidad social y
muy poco redistributivo. La evidencia de que ello es así es abrumadora,
y esto se debe a causas políticas. Si España tuviera las mismas
políticas de empleo y fiscales que Suecia ha tenido históricamente,
podría conseguir que su gasto público por habitante fuera más del doble
(2.4) del que hoy existe en España. España podría conseguirlo si hubiera
voluntad política para hacerlo. Naturalmente que no puede hacerse todo
inmediatamente. Pero en políticas públicas lo que es más importante no
es la velocidad del cambio, sino la dirección de ese cambio. Y lo que es
obvio es que las políticas de recortes del gasto público que se han ido
desarrollando en los últimos gobiernos durante la crisis van en
dirección contraria a la que deberían realizarse. Tales recortes y las
bajadas de salarios, resultado de las reformas laborales, están creando
un enorme problema de falta de demanda doméstica, una de las razones de
que estemos casi en recesión.
Ni que decir tiene que cada país tiene
que buscar sus propias vías de desarrollo. Y en contra de lo que se nos
ha acusado, no es nuestra intención copiar el modelo sueco en España. Lo
que estamos acentuando es la necesidad de que se recuperen los
principios básicos de la socialdemocracia, abandonados hoy por la
mayoría de partidos que así se definen. Y ha sido en los países
escandinavos donde tales políticas públicas se han desarrollado más.
Una de ellas es creer que el Estado debe
crear empleo, considerando al sector social como fuente de empleo. El
Estado puede y debe crear empleo, bien sea privado, bien sea público, y
dentro de este, el empleo público puede ser de tipo funcionarial o no.
No es cierto, y es una enorme mentira, que estemos diciendo en el
documento, o yo en mi blog, que haya que crear 3,5 millones más de
funcionarios. Esto es también una manipulación y una mentira de los
Sres. Antonio Papell, Manuel de la Rocha Vázquez y Antonio Miguel
Carmona. Es bien conocido en los círculos académicos que analizan el
sector público que ni el profesor Juan Torres ni yo favorecemos el tipo
de contrato funcionarial. De ahí que nunca (repito, nunca) utilice el
término en mi blog de que necesitamos 3,5 millones más de funcionarios.
He y hemos dicho (vean mis escritos y también el redactado del
documento) que el Estado debería crear estos puestos de trabajo, lo cual
puede hacerse de muchas maneras, de las cuales crear funcionarios es la
medida que explícitamente he y hemos desalentado.
La “modernización” de la socialdemocracia: su conversión al liberalismo
Una de las políticas públicas que
propuse hace años de la que estoy más orgulloso es la de que se
estableciera el Cuarto Pilar del Bienestar en España, que consiste en el
derecho de las familias a acceder a los servicios domiciliarios para
las personas con dependencia. Lo hice cuando asesoré al candidato del
PSOE a la Presidencia del gobierno, el Sr. Josep Borrell, uno de los
políticos con mayor sensibilidad social en tal partido. Ese candidato
hizo suya dicha propuesta. Y desde entonces el término ha hecho fortuna.
Esta medida ha creado empleo, pero no predominantemente a través del
funcionariado. Y ahora, el Profesor Juan Torres y yo proponemos que se
establezca como Cuarto Pilar del Estado del Bienestar el derecho de
acceso a las escuelas de infancia y que se amplíe el derecho al permiso
de paternidad, medidas que son enormemente importantes para el
desarrollo emotivo, psicológico e intelectual del infante, así como para
ayudar a la mujer a integrarse en el mercado de trabajo. En realidad,
la inversión pública en estos servicios es más importante que la hecha
en la expansión del AVE. Lamento que personas que se autodefinen como
socialdemócratas consideren tales medidas como anticuadas. Puede que
ello explique el gran desencanto que existe entre las bases del PSOE.
Hoy, millones de ciudadanos que han sido votantes socialistas parecen
desear mayores cambios de los que ofrece su modernizada dirección.
La manipulación del Sr. Alfonso Rojo y los silencios en sus citas
Pero el programa de la televisión
pública incluyó otro intento de desacreditarme cuando el Sr. Alfonso
Rojo me definió como “pro soviético” por haber escrito cosas favorables a
la Unión Soviética, indicando que ello refleja mi escaso conocimiento
de lo que fue aquella dictadura o mi incapacidad, incluso hoy, de ser
crítico con tal país, cuestionando el rigor de mis análisis. Entiendo
que en su visión simplista de la realidad de aquel país, todo lo que
aquel país ha hecho históricamente es negativo, y no hay nada que haya
sido positivo. Para aquellos que, por nuestra labor científica,
necesitamos mantener un rigor en nuestros estudios, la evolución de la
URSS es mucho más compleja que una mera condena a rajatabla, sin más.
Alfonso Rojo dijo que yo había escrito
que “el sistema socialista de producción mostró claramente su
superioridad”, deduciendo de mi cita que no conocía la URSS, o que
carecía de actitud crítica hacia dicho país. Deliberadamente no citó ni
el párrafo anterior ni el posterior a tal frase que yo escribí, ni dijo
nada del contexto donde utilicé dicha frase, que no fue otro que la
discusión del conflicto entre la Alemania nazi y la URSS durante la II
Guerra Mundial. Permítanme que copie todo el párrafo, en el que
comenzaba diciendo, en la sección donde hablaba de tal conflicto, que el
nivel de desarrollo de la Unión Soviética había sido al inicio de la
Revolución Soviética mucho más bajo que el de Alemania. De ahí que
indicara que “en realidad, en los primeros treinta años (1917-1947), su
evolución económica, fue un gran éxito, como lo demuestra que fuera
capaz de derrotar a Alemania en la II Guerra Mundial. Incluso Winston
Churchill reconoció que la que derrotó a la Alemania nazi en Europa fue
la Unión Soviética. El sistema socialista de producción mostró
claramente su superioridad sobre el alemán. Fue la evolución posterior
la que disminuyó el gran potencial de aquella revolución, como escribí
en mi libro Social Security and Medicine in the USSR, cuya distribución
fue prohibida en la Unión Soviética”. Esto es muy distinto a lo que tal
personaje me atribuye.
En realidad, en contra de lo que Alfonso
Rojo indica, conocí la URSS muy bien. Y mi libro, que como indico en el
texto fue prohibido en la URSS, fue uno de los más críticos que se
hayan escrito en inglés de aquella experiencia, lo que causó que fuera
declarado “persona non grata” en aquel país durante el gobierno
Brezhnev. La evolución posterior de aquel régimen reforzó, como mostré
en mi libro, la dictadura de un partido que controló todo el Estado a
beneficio de sus dirigentes. Pero ello no quita que fuera la URSS la que
derrotara a la Alemania nazi debido, entre otros factores, a que su
sistema de producción fue mejor que el de la Alemania nazi, lo cual debe
reconocerse, por mucho que les cueste a personajes como Alfonso Rojo.
Una última observación. Tengo que pedir a
todos los lectores con sensibilidad democrática que nos ayuden a
deshacer tales entuertos y a defendernos ante tanta manipulación y
mezquindad. Les agradeceríamos que llamaran a los medios y a los
tertulianos que hicieron esas acusaciones, y que les enviaran la
evidencia que mostramos de su falsedad. Ellos tienen unas enormes cajas
de resonancia que nosotros no tenemos. Solo una movilización popular
puede ayudar a desacreditar dicha campaña mostrando lo que es: una
campaña orientada a destruir al que el establishment político y
mediático español considera su adversario.
Nuestra intención, como lo era la de
Podemos, era comenzar un debate muy necesario para romper con la
sabiduría convencional que domina el pensamiento económico del país. Ni
que decir tiene que en un debate, la crítica debe ser bienvenida, pero
lo que hemos visto hasta ahora no puede definirse como tal. Y ello se
debe a que no se desea, por los que controlan los medios de información,
que son también de persuasión, que la sabiduría convencional se
cuestione. Y así va España.
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