MADRID // “En 1492, los nativos
descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América,
descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado,
descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y
a un dios de otro cielo, y que ese dios había inventado la culpa y el
vestido y había mandado que fuera quemado vivo a quien adorara el sol y a
la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja”
Esa es la descripción que hace Eduardo Galeano del día 12 de octubre en su libro Los hijos de los días de la fiesta qu celebra España este fin de semana, del antes llamado Día de la Hispanidad, otrora de la raza.
Se supone que la jornada que tuvo lugar
este sábado es el de la celebración de todos los españoles, que todos
deben sentirse concernidos por lo que representa este día. Un día que
gira en torno a una bandera que no todos sienten como propia, en torno
al ejército, a la virgen y a un proceso de colonización y barbarie de
hace cinco siglos. No importa que haya españoles que no se
sienten representados por los valores de esa bandera, el ejercito, el
catolicismo y el proceso de la efeméride. Es también su día, el que fue
también día de celebración y de “todos” los españoles, durante el
franquismo.
Del día de la raza al día de la hispanidad: la denominación franquista.
La fiesta española adquirió el nombre de “el Día de la Raza”,
para la que ahora es su fiesta nacional, en 1918, nombre que se usaba
en América Latina y que era fiesta nacional en muchos países del
continente. A partir de 1935 se empezó a usar el nombre de Día de la
Hispanidad a propuesta de Ramiro De Maeztu, denominación que fue
extendiéndose y conviviendo con el día de la raza.