Hay un hombre en España que ahora mismo no deja indiferente a nadie. Se trata de Elpidio José Silva, titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Madrid.
Desconocido,
hasta hace pocos meses, su intervención en el llamado «caso Blesa» le
ha convertido, desde el punto de vista mediático, en el magistrado que
se ha atrevido a atacar a las caras más visibles del poder financiero,
político y social.
Responsable de enviar a la cárcel, dos veces, al expresidente de
Caja Madrid, Miguel Blesa, uno de los representantes señeros de nuestras
élites económicas, su muy relevante trabajo judicial contra la
corrupción y contra las maniobras menos confesables de los poderes
financieros le ha dejado muy solo, sin más apoyo que el clamor popular.
EnLa justicia desahuciada,
Silva, sobre el que pende una amenaza de inhabilitación, da cuenta de
su labor como juez y de los obstáculos que ha tenido que sortear para
ejercerla.
Detalla la forma en que los corruptos manipulan el sistema judicial,
y no ahorra precisiones a la hora de explicar por qué cree que una
figura como la suya resulta hoy, en España, muy incómoda para algunos de
los elementos incrustados en los poderes institucionales y fácticos,
cuando todo lo que pretende es, simplemente, hacer justicia.
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