Una banda de sinvergüenzas que se llenan la boca hablando de
democracia cuando son culpables de la miseria del pueblo, de que
millones de familias ya no perciban ningún ingreso económico y tengan
que comer en bancos de alimentos o parroquias, de que millones de
menores de edad estén pasando hambre.
Cifras récords de hambre infantil en
España marcan la coronación del nuevo rey sin que el poder se inmute.
Chiquillos/as que en mi tierra se desmayan en clase por no haber comido
en días, madres que ocultan la desnutrición y gravísimas carencias
alimenticias de sus hijos/as, para evitar que los servicios sociales se
los arrebaten de sus manos. Angelitos/as de pocos años sin leche ni
pañales, sufriendo la devastación, la degeneración de quienes viven de
la política, las garras sucias del ladronismo institucionalizado.
El panorama español está marcado por una
situación social explosiva generada premeditadamente por la putrefacta
casta política y sindical del régimen. Una banda de sinvergüenzas que se
llenan la boca hablando de democracia cuando son culpables de la
miseria del pueblo, de que millones de familias ya no perciban ningún
ingreso económico y tengan que comer en bancos de alimentos o
parroquias, de que millones de menores de edad estén pasando hambre en
un estado corrompido, destruido, privatizado, infectado de represión y
miseria.
Llama la atención que todavía distintos
dirigentes políticos del PP y otros partidos monárquicos traten de tapar
la mierda, la pestilencia que sale de sus despachos, ocultar la pobreza
que ellos mismos producen con sus vergonzosas formas de hacer política,
llevando a millones de niños/as a sobrevivir con una sola comida al
día, a que las ONG que antes apadrinaban en África ahora lo hagan en su
España de la pandereta, los tricornios, la prensa del corazón y las
sanguinarias corridas de toros.
La mezcla perfecta de incultura y
analfabetismo funcional que tanto gusta a los regímenes fascistas y
corruptos, los ingredientes adecuados para seguir robando a manos llenas
y asesinando la dignidad de la ciudadanía, recortando, reformando,
privatizando lo público para regalarlo a familiares, multinacionales y
empresas amigas.
Una realidad triste para millones de
familias estafadas por la banca y otras mafias vinculadas al poder,
personas humildes que jamás entenderán que la nueva princesa Leonor de
solo 8 años gane casi doscientos mil euros al año, que los ladrones y
ladronas de guante blanco jamás acaben en la cárcel aunque roben y
saqueen el patrimonio ciudadano.
No pasa nada, todo vale, hasta matar de
hambre a quienes serán el futuro, a niños y niñas sin nada,
desamparados/as, abandonados/as desde una administración pública ocupada
por personajes sin escrúpulos, que no se avergüenzan de que su país
esté a la cabeza de Europa en hambre y desnutrición infantil.
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