martes, 18 de noviembre de 2014

Jordi Évole, Ana Pastor y el "periodismo objetivo" ¿Son Ana Pastor y Jordi Évole ideológicamente neutrales?

¿Son Ana Pastor y Jordi Évole ideológicamente neutrales? La respuesta es un no rotundo. Lo siento mucho por sus seguidores, que creen que cuando les ven por la tele están presenciando algo neutral y vacío de contenido ideológico, pero va a ser que no.


Salvados se ha convertido en un programa tan popular que cuando digo que no me gusta todos me saltan al cuello. "¿Pero cómo no te puede gustar?", "es que tú o es un programa comunista o nada", "el caso es criticar por criticar, sectario". Y claro, algo parecido ocurre con el programa El Objetivo, o más bien con su presentadora Ana Pastor. A todos les gusta. A los de izquierdas, a los de derechas, a los de centroizquierda, a los de centroderecha. Todos, por una vez, se ponen de acuerdo en algo: Ana Pastor es una periodista genial, que "se mete con todo el mundo, sea de la ideología que sea" y que encima es muy buena entrevistando.


Jordi Evole (protagonista del programa Salvados) y su colega Ana Pastor se han convertido en vacas sagradas: son prácticamente incuestionables, te tienen que gustar sí o sí y si no es que eres un sectario o peor aún: un comunista resentido y malvado que lo crítica todo y a todos.

Uno de los mayores halagos que reciben estos dos personajes es que son muy objetivos. De hecho el programa de Ana Pastor se llama así: "El Objetivo". Todo lo que se dan son cifras, se habla con gente de toda ideología y se evita parecer ser de izquierdas o de derechas. Los entrevistadores son pues neutrales. Esto a la gente le encanta, por supuesto. Y a los dueños de la cadena aún más, pues en la objetividad está la clave para atraer a grandes audiencias sean de izquierdas, de derechas o más o menos apolíticos. Todo el mundo cabe en estos programas, a nadie se le discrimina. No son ni de izquierdas ni de derechas. De hecho, Evole en una entrevista que le hizo la propia Ana Pastor afirma lo siguiente: 
Creo que a veces nos obsesionamos con que no se nos note el pie del que cojeamos [en referencia a su ideología]", y a continuación dice: "Pues un día, hablando con amigos, llegamos a la conclusión de que [ser de izquierdas o de derechas] es algo estético."
Esto suena perfecto para la sociedad en la que vivimos. Una sociedad que acepta la idea de que todas las ideas son respetables, de que "cada uno tiene su opinión y hay que respetarla" y de que si no toleras toda ideología es que eres un radical dogmático. Todo (o casi todo) vale, hay que dar voz a todos y no meterse más con unos que con otros. Y claro, los mandamases de laSexta (canal en el que se emiten ambos programas) a los que sólo les importa la audiencia se relamen y aplauden.

Ahora toca plantearse dos preguntas. La primera es si realmente Ana Pastor y Jordi Évole son objetivos y neutrales. La segunda es si ser objetivo y neutral es algo bueno o por el contrario algo que deberíamos condenar.

¿Son Ana Pastor y Jordi Évole ideológicamente neutrales? La respuesta es un no rotundo. Lo siento mucho por sus seguidores, que creen que cuando les ven por la tele están presenciando algo neutral y vacío de contenido ideológico, pero va a ser que no.

Ni cuando Ana Pastor le hace una entrevista al presidente de Ecuador cargada de mentiras y falsas acusaciones ni cuando Jordi Evole va a Cuba intentando malmeter y reproducir las falacias de los medios de masas están siendo neutrales. Y lo peor es que ambos hicieron el ridículo en ambas empresas. Tampoco Évole era neutral cuando dijo que "me voy a ahorrar decir lo que pienso sobre Chávez ahora que está enfermo" mientras esbozaba una sonrisa en el plató de laSexta Noche. Ni Ana Pastor cuando llama a los estudiantes antifascistas "fascistas de izquierdas".

Jordi Évole no fue neutral cuando hizo su primera entrevista al político comunista Julio Anguita. Más bien fue un payaso, un bufón del régimen. Planteó preguntas estúpidas, insinuó que Chávez es un dictador, que Zapatero es lo más a la izquierda que tuvimos nunca y que era un poco hipócrita que un comunista tuviese un buen coche y dinero. Cualquier persona que crea que el periodismo es algo serio y de trascendencia apagaría la tele al ver esa entrevista.

Ana Pastor no fue neutral cuando acusó al diputado de Izquierda Unida Alberto Garzón de haber pactado con el PP en Extremadura, reproduciendo una acusación clásica del PSOE. Garzón intentó explicar la realidad: que se habían abstenido y que no daron su apoyo al PP, pero la periodista cambió de tema, con ese intento habitual en ella de querer ser el centro de la entrevista con sus preguntas incisivas e impertinentes, con sus interrupciones y sus pullas.

Podría escribir muchos ejemplos más, pero no lo haré por razones de espacio. Concluyamos que ni Evole ni Pastor son neutrales, sino que más bien se pasean entre el centroizquierda y el centroderecha creando la ilusión de que se meten con todo el mundo por igual. En realidad lo único que hacen es reproducir el pensamiento dominante que difunden los medios españoles, los cuales en absoluto son imparciales ni objetivos.

Vayamos ahora con la segunda pregunta: ¿es bueno ser imparcial y objetivo? ¿para qué sirve realmente?

En realidad la pregunta es de por sí imposible de responder, al menos en lo que se refiere al mundo del periodismo. Es que ser imparcial y objetivo no es posible. Es una quimera, una utopía (o más bien una distopía). ¿Cómo debería ser un periodista neutral? ¿de qué hablará? ¿por qué habla de unas cosas y no de otras? ¿es neutral apuntar que los culpables son principalmente los políticos? ¿es objetivo ser equidistante, o más bien es una forma de describir las cosas claramente subjetiva? ¿los periodistas que aseguran que Chávez fue un pseudodictador son neutrales?
Realmente, por mucho que reflexiono, no puedo imaginarme a un periodista objetivo. No es posible. Y de hecho, es mejor que sea así. ¿Cómo daría un periodista neutral la noticia de que han muerto ocho civiles pakistaníes asesinados por aviones estadounidenses? Diría algo así como: "han muerto ocho pakistaníes. Según el Gobierno de Pakistán esto es una intromisión a su soberanía y una violación  de los derechos humanos, pero según Obama son solo daños colaterales". El espectador pensaría que esos asesinatos están mal, pero que hay forma de justificarlos y que cada uno puede tener una opinión distinta e igualmente respetable al respecto. ¿Qué diría Ana Pastor de la invasión de los nazis a Polonia? Puedo imaginarla en su programa entrevistando a Hitler y tratando de dar datos imparciales y objetivos. "Bueno, está la versión de Polonia, pero mire lo que dice este diario dirigido por Goebbels...". Eso sí: ella sería muy 'mala' con Hitler, y se metería con él, ¡qué rebelde!. 

Aún a riesgo de sonar políticamente incorrecto (lo cual en realidad es bueno teniendo en cuenta lo que se entiende hoy por políticamente correcto), diré que yo no quiero periodistas objetivos ni imparciales. Yo quiero periodistas de verdad, de los que toman partido y denuncian las injusticias. No quiero a un tío que da voz tanto a la izquierda como a la derecha, ni a una tipa que parece muy profesional por meterse tanto con Aznar como con Rafael Correa. Yo quiero un periodismo que le de voz a las fuerzas progresistas y populares, que las otras ya tienen suficiente presencia en nuestros medios. No quiero gente como Ignacio Escolar (otro periodista 'progre') que justifica poner artículos que defienden la explotación laboral en Bangladesh porque "hay que dar voz a todas las opiniones". ¡Como si todas las opiniones fuesen igual de respetables!

(Cabe matizar que Jordi Évole y su programa no son tan condenables como el de Ana Pastor, y que Salvados a veces sí denuncia las injusticias de forma correcta y que en todo caso es lo más a la izquierda que pueden consentir las cadenas privadas. Puede decirse que dentro de lo malo, o de lo aceptable por el sistema, es lo mejor, aunque eso no sirva como excusa para respaldarlo acriticamente)


http://lescommunards.blogspot.com.es/2013/11/jordi-evole-ana-pastor-y-el-periodismo.html

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