
Venían de ese lugar donde cada día las colas de familias pidiendo comida inundan la calle en la que vivo, traían varios carritos de la compra y uno de supermercado con alimentos, juguetes usados, una bicicleta pequeñita con las ruedas pinchadas, algunos peluches grandes, manchados, un poco sucios, de los juegos de otros/as niños/as, que un día les dieron su cariño, dispuestos al lavado para la noche de reyes, para que otros/as niños/as sin nada no caigan en el desconsuelo, no pierdan la ilusión en ese mundo mágico que también nos están robando, saqueando unos tipos viciosos, unas tipas presumidas, que se peinan con laca y ganan millones cada mes, que viajan en coche oficial, gozan de hoteles de lujo, vuelan en primera clase, gastando el dinero de todos/as con tarjetas visa oro de uso ilimitado.