miércoles, 7 de enero de 2015

Nuestra causa



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Asesinos, alimañas, inhumanos, psicópatas, seres despreciables. Esa ha sido la ley acusatoria escrita y no escrita para combatir al independentismo y socialismo vasco, para combatir a toda revuelta, desde tiempos inmemoriables, de aquí o de allá. En cualquier parte del mundo. Deshumanizar y despolitizar al previamente desposeído que se rebela. A los insurgentes hay que aislarlos de su causa y de su apoyo, rezan los manuales de contra-insurgencia oficiales escritos con la despreciable sabiduría de siglos de opresión. Resulta fácil de entender el interés en rebajar apoyo, ¿Pero a qué se refieren cuando hablan de aislarlos de su propia causa?



Cuando hablamos de Euskal Herria ¿de qué estamos hablando? ¿de los componentes químicos del suelo vasco? ¿de su dibujo en un mapa?. Cuando hablamos de Euskal Herria estamos hablando de sus gentes. Del pueblo vasco. De la patria vasca. Y cuando hablamos de liberar Euskal Herria, lo hacemos nuevamente de liberar a sus gentes. La pregunta es ¿liberarlos de qué?

Cuando hablamos de liberar Euskal Herria lo hacemos de la opresión nacional española y francesa que impide por la fuerza de las armas de una ocupación que un país como el nuestro se desarrolle libremente sin ninguna atadura para ejercer su voluntad. El poder español y francés no vino a Euskal Herria solo para agredir, dividir y anexar territorialmente en sus propiedades una nación. Vino para imponer un sistema de dominación. Que llegados hasta hoy tras el discurrir histórico se llama capitalismo. Por eso el proyecto de independencia y socialismo es el proyecto genuinamente patriota.

¿Qué clase de patriotismo sería capaz de mantener a partes de un patria, a partes de un pueblo, bajo la dominación, bajo la desigualdad, bajo la pobreza? ¿Qué clase de patriotismo podría disponer que la voluntad de la patria sea ordenada y dirigida desde multinacionales, bancos y oligarquía?. No, ningún patriotismo verdadero puede hacerlo. Porque la dominación de la patria por entes ajenos a su voluntad es exactamente lo mismo que el poder español y francés llevaron y llevan a cabo. Y los estados español y francés, al igual que el capitalismo, no tienen patria, solo mercado, tribunales, dinero y armas.

Hay que pensar como pueblo y hay que llegar a acuerdos entre todos se aduce una y otra vez. Y yo me pregunto. ¿Cómo pensar como pueblo y cómo llegar a acuerdos entre todos?, cuando ese todos y ese pueblo no significa lo mismo para el usurpador que para el usurpado, no significa lo mismo para el que pisa y para el que es pisado.
Y siempre que me lo pregunto la respuesta es la misma. Solo se puede llegar a acuerdos verídicos y solo se puede pensar como pueblo con todos aquellos que desprecien al usurpador y al que pisa. Y en Euskal Herria hay partes de la sociedad que pisan, que roban, que son parte del poder, que tienen privilegios. Y la clase trabajadora vasca patriota jamás acordará eficazmente nada con aquellos que ante un avance en su libertad les hiciera a ellos eliminar privilegios. Cosa de lo que la clase burguesa vasca está lleno de ellos. Los consiguieron y los mantienen precisamente gracias a la colaboración con la ocupación española y francesa. Esos no se nos unirán sobre ninguna otra base. ¿Y esperáis que las masas luchen por ese ideal?

Lo que hace falta en este país es un acuerdo entre la clase trabajadora vasca, entre los olvidados, los vencidos, los desprotegidos, las no personalidades y los nadie. Lo que hace falta en este país es pensar por ellas, por nosotras. Proclamar bien alto cuál es nuestra postura de justicia nacional y social. Que queremos la libertad de este pueblo para acabar con toda dominación y que este proyecto no sea simplemente “un nuevo estado en europa”, sino una luz para todo oprimido y oprimida del planeta. La lógica de los acontecimientos correrá entonces a nuestro favor acompañándonos. Pues la alianza del débil es la cosa más poderosa que existe. Es la que derriba esas barreras, que cuando se llegan a ellas da la fuerza para derribarlas. 
Es entonces, cuando el débil es fuerte, cuando llegan “los acuerdos”, en muchas ocasiones para evitar un “mal mayor”. Precisamente la mayor libertad del pueblo.

No tengáis miedo a la soledad porque no estaremos solos si estamos con los desprotegidos y los insignificantes. Y en ese camino de justicia se podrá reencontrar el pueblo trabajador vasco. Tanto los que depositaron su confianza en los jauntxos y ven como su vida se deteriora, como los que lo hicieron en constituciones ajenas y les ocurre lo mismo. Si algo está demostrando como avanza el discurrir de los acontecimientos en todo el mundo es que nuestros antecesores no se equivocaban cuando decían que la lucha por una Euskal Herria libre y soberana es la misma lucha que por un mundo de iguales. La causa de la independencia vasca es un grito de justicia social universal.

Hoy, en la Euskal Herria del 2015, al igual que a lo largo de toda la historia de la humanidad hasta el día de hoy, los cambios se producen del choque de intereses y fuerzas entre el oprimido y el opresor y de la confianza en una causa justa. Conocer nuestros intereses tanto como conocer qué parte es la interesada en el cambio es lo que interesa. En definitiva, no aislarnos de nuestra propia causa.

Autor: Borroka garaia da!

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