Esto no es ni una
encerrona ni una exhortación como las de los fascistas con los que tanto
debatís en los platós televisivos. Quieren comprobar vuestro humanismo y
por tanto vuestra solidaridad con todos aquellos que están en las cárceles por motivos políticos: Amnistía. Carta abierta a Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero.
El día 10 de Enero, como
ya sabréis, miles de ciudadanos nos reuniremos en Bilbao para exigir
que se respeten los derechos humanos de los presos políticos vascos. La
conculcación sistemática y metódica de los derechos de nuestros presos ―
no olvido a los presos políticos del GRAPO ―, conculcación negada y
silenciada, también metódica y sistemáticamente, tanto por los medios de
comunicación como por los políticos de la casta, la conocéis
sobradamente. Aunque nunca os he oído hablar y denunciar ese
quebrantamiento sistemático y metódico de los derechos humanos ― incluso
de sus propias leyes represivas ―, supongo que lo habréis hecho en más
de una ocasión. Esa es la razón por la que me atrevo a animaros a que
vengáis el día 10 a Bilbao.
Me gustaría aclarar, sin
embargo, que esa reivindicación humanista y humanitaria no es sino el
primer paso de un camino que acaba en la AMNISTIA. Y esa aclaración no
os la hago a vosotros, que no la necesitáis, sino a muchos de nuestros
políticos que parecen considerar tal reivindicación como algo utópico y
fuera de lugar. Me quiero apoyar en vuestra presente autoridad moral y
en vuestro futuro poder político para que esos timoratos puedan entender
que la amnistía tanto de los presos y exiliados políticos vascos como
los del GRAPO es la condición imprescindible no sólo para alcanzar una
verdadera paz sino para construir un nuevo tipo de Estado. Con vuestra
ayuda explicaré a esos olvidadizos políticos vascos el doble fundamento,
histórico y legal, de la amnistía.
El fundamento histórico
de la amnistía nos lleva, como en más de una ocasión lo habéis recordado
vosotros, al comienzo de la insurrección fascista contra el legítimo
gobierno de la República. ETA y GRAPO, como antes lo fueron los maquis,
no han sido sino los últimos brotes de resistencia contra una paz
impuesta por los vencedores, primero por el dictador Franco y después
por sus sucesores monárquicos. Tanto la paz del dictador como la de los
Borbones es la paz de los vencedores, la paz de los facciosos. Ha
llegado la hora, la que vosotros anunciáis, del armisticio; la hora de
la paz de los perdedores. Un armisticio que abra la puerta a un nuevo
tipo de Estado. No os tengo que explicar que la primera cláusula de ese
armisticio ha de ser la amnistía de los militantes revolucionarios de
ETA y del GRAPO (y, por supuesto, de los que sin serlo han sido acusados
y condenados como tales).
Y no os lo tengo que
explicar porque vosotros conocéis muy bien la ideología y la estrategia
antiterrorista. También nosotros, por sufrirlas en nuestras carnes, las
conocemos de primera mano. Por desgracia, los políticos de la casta
están totalmente corrompidos por esa ideología y están conjurados, con
el voto de silencio, a aceptar sin condiciones y sin rechistar cualquier
atropello que se cometa bajo la bandera de la lucha contra el
terrorismo.
El caso paradigmático es
el pueblo palestino. Un pueblo masacrado y expulsado de su tierra, que
es convertido, gracias a la estrategia antiterrorista, en un pueblo
criminal y asesino. Y esa es precisamente la característica y el
objetivo central de esa estrategia: convertir a los defensores del
pueblo en criminales y asesinos, bestias humanas que no pueden exigir
ningún tipo de derecho y a los agresores en defensores de la libertad y
la democracia. Si los sionistas son los autores intelectuales de tal
ideología y los que con más decisión y falta de escrúpulos la ponen en
práctica, son los Estados Unidos, secundados por el occidente de pasado
colonialista, la que la extienden y ejecutan a lo largo y ancho de todo
el mundo.
La estrategia
antiterrorista se basa en la identificación de la violencia de las
luchas de los pueblos oprimidos con una doble violencia, la de los nazis
(reductio ad Hitlerum, en la que son expertos los sionistas) y la de
las mafias (aquí los expertos son los yanquis).
Ese deslizamiento
metonímico, que está en la base de toda estrategia antiterrorista, es
una proyección que revela la doble raíz oculta de la democracia
neoliberal: la mafia de los banqueros y el núcleo fascista.
La consecuencia de este
deslizamiento es doble: primero, se niega que haya una injusticia o
problema de opresión; segundo, se rechaza toda posibilidad de
negociación ―es decir, de solución de la injusticia que provoca la
violencia popular ― y sólo se admite la vía de la represión y el
exterminio: ¡con los nazis y la mafia no se negocia! (¡Falso! El
capitalismo financiero sí negocia con los nazis y las mafias, y pingues
beneficios saca de esas negociaciones). Estaréis de acuerdo conmigo que
ni ETA ni GRAPO son organizaciones mafiosas ni nazis ― todo lo
contrario, son luchadores antifascistas y anticapitalistas ―, y que su
violencia, por muy rechazable y condenable que sea, de ninguna manera es
una violencia mafiosa ni nazi sino que es una violencia que surge para
responder a la opresión política neofascista y a la explotación mafiosa
del pueblo.
[La estrategia
antiterrorista legitima no sólo la muerte y el asesinato de los
considerados como terroristas sino la masacre y matanza indiscriminada
de civiles. Provoca la indefensión legal de todo ciudadano y legitima la
tortura en todos sus grados hasta el exterminio físico. La estrategia
antiterrorista es una estrategia criminal, diseñada para acabar con con
todo aquel enemigo, interior o exterior, que se oponga al dominio del
capital financiero occidental y a los grandes Estados que lo defienden.
Estados controlados y dirigidos por omnipotentes servicios de
inteligencia que no sólo controlan todos nuestros movimientos y gestos
sino, y esto no hay que olvidarlo, son los centros que elaboran la
ideología dominante de estos Estados. Estrategia
criminal que necesita para perpetuarse el eterno retorno de la guerra y
de la represión, el eterno retorno de la crisis y y el eterno retorno
del espectáculo.]
Si se quiere recuperar
la democracia el primer paso es la abolición de la legislación
antiterrorista y la oposición decidida a la estrategia antiterrorista
impuesta por los Estados Unidos y el sionismo. La inversión de esa
estrategia supone reconocer el carácter político tanto de la lucha de
ETA como del GRAPO, el abandono de la tortuosa y denigrante vía del
arrepentimiento y la concesión de la completa amnistía para todos sus
militantes, y de todos aquellos que sin serlo han sido condenados como
tales (por ejemplo, Arnaldo Otegi y Rafa Díez, por nombrar dos conocidos
líderes políticos).
Aunque vuestras razones
serán, no me cabe duda, más brillantes y profundas que las mías, espero
que estéis de acuerdo en que la amnistía es necesaria tanto para
construir la paz de los perdedores como para construir un Estado no
regido por leyes que condenen y criminalicen la lucha popular. La
primera condición mira al pasado y tiene como objetivo cerrar las viejas
heridas y superar los antiguos odios. La segunda, por el contrario,
mira al futuro, y nos permitirá a los euskaldunes luchar, en igualdad de
condiciones, por un Estado independiente y soberano. Me temo que en esa
lucha estaremos enfrentados, pero hasta Maltzaga (como decía Telesforo
Monzón), es decir, en la lucha por la amnistía, podemos caminar juntos.
Espero veros, por tanto, en Bilbao el día 10. A las cinco de la tarde.
Un abrazo
GALO MARTÍNEZ DE LA PERA "GOIURI"
No hay comentarios:
Publicar un comentario