LA CONFERENCIA EPISCOPAL PODEMISTA, TRAS HABER LEÍDO EL COMENTARIO DE WILLY TOLEDO (Foto: Edward Snowden)
“Público”, el boletín de prensa
digital de la Iglesia Podemista, ha condenado en sus páginas al actor
Willy Toledo, por haber este manifestado su alejamiento y desconfianza
con las líneas programáticas y de fe que se les exige a los fieles de la
citada congregación.
Toledo, en su último comunicado, revela que se leyó de arriba a
abajo los mandamientos de la Ley Alba (reproducidos en un lapidario
artículo titulado “Por qué yo no puedo” (http://www.larepublica.es/2014/08/por-que-yo-no-puedo-3/).
MONSEÑOR ERREJÓN, ASESOR ESPIRITUAL DE “PÚBLICO” REZARÁ POR WILLY TOLEDO EN SU RESIDENCIA DE BRUSELAS
El escrito, en el que se describen las intrigas de los cardenales y
obispos de la curia podemista, así como los tejemanejes que utilizarán
en el futuro para la elección de su Papa, es lo suficientemente riguroso
como para que el Boletín citado arremeta contra Toledo y anatematice
sus declaraciones.
El Arzobispo Pastor, encargado del departamento inquisitorial,
aconseja además prohibir los programas, películas y series en las que
Willy haya trabajado desde que comenzó su carrera en el teatro, el cine y
la TV.
Por su parte, el Cardenal Errejón, que cita textualmente la
declaración del cónclave celebrado esta tarde, confirmó la repulsa más
firme contra el actor y le condena de por vida, incluso comparándole con
Esperanza Aguirre.
El ataque de risa que padezco todavía por esta polémica, montada en
base a un simple comentario del gran actor, militante y ser humano,
acerca del colectivo mediático-religioso, me obliga a escribir estas
últimas líneas, lamentando el tono utilizado en el Boletín de la Iglesia
Podemista, pero reconociendo su espléndida comicidad .
Lo que los altos cargos de la comunidad no han resistido, es que se
les recuerde que ya el santón Felipe González inició la captación de
fieles en 1982, usando textos similares, con un resultado patético.
Ese nombre fue el que originó la marimorena. Se mentó a la bicha.
Ese denuesto logró que las túnicas se rasgaran y la ira divina cayera
sobre Toledo. Una comparación tan odiosa no podía perdonarse. Y al dar
en la diana, los fariseos gritaron: “¡Blasfemooooooooooooooo¡”.
Como decía la canción: “No es amarga la verdad; lo que no tiene es remedio”.
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